Realidades que duelen

Miradas tristes, corazones rotos, despedidas a medias y la lluvia indicándonos que es el adiós, la noche está helada y el viento resoplando, nuestros ojos encharcados por el dolor que nos embarga, pues ya no caminaremos juntos. Tú alma y la mía se resquebrajan, se dividen en mil partes tras esta separación. No hay culpables en este asunto, lo que se avecinaba era la crónica inevitable de una muerte agónica para este amor, que con un triste adiós se aleja como las sombras al salir el sol.

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