Llegué a casa y vi luces apagadas, me pregunté donde estabas, no te vi en la sala, tomé camino a nuestra alcoba y estabas acostada en la cama, rozagante, lucias tan sexy haciendo movimiento muy sugestivos para mi, estuviste esperando mi llegada, de inmediato hiciste que mi mente volará y creará todo un universo. Con una voz suave pero a la vez muy sensual me pediste que me acercara, no dude en hacerlo, mi cuerpo sentía tu llamado, me tomaste de la mano atrayéndome hacia ti, mientras te acercabas te miraba con unas ganas gigantes de hacerte mía, tanto que con mis ojos podía desnudarte, tú lo notaste y tú reacción fue morder tus labios, acto seguido frotaste tus pechos sobre mi haciendo círculos con ellos, eso hizo subir más mi temperatura y no tengo idea en que momento aparte de mí la ropa que traía, fue una acción tan imperceptible para ambos. Aquella habitación fue testigo de la más pura muestra de amor, pasión, deseo, fusión de almas y cuerpos, caricias acompañada de besos cálidos...