¿Podría aquel deseo de cuidarla y estar siempre para ella, convertirse en amor? Contemplarlo y tan solo pensarlo, producía un terror absoluto en mí. Acrecentando segundo a segundo el temor por perderla. No deseaba que las cosas cambiaran. No quería alejarla, si se presentaba ese momento. Por eso, no podía permitir exponernos a semejante situación. No valdría la pena perder algo tan bueno, solo por un tonto sentimiento efímero e incierto. Mis ganas de tenerla cerca de mí, serían mucho más grandes y fuertes, que cualquier sensación innecesaria y volátil. Tal como lo es, el inútil amor. Un hipotético y nefasto enamoramiento, jamás ocurriría. Mi resolución lo impediría a todo costo, pues esta es mi convicción absoluta. Le niego el paso al amor. Su intromisión es repelida desde hoy.