Grito de esperanza

Ella, que es tu compañía en esas noches desoladas, en ese instante que la soledad y frustración se apoderan de ti. Ella que te permite seguir, a pesar que se abalancen a ti olas llenas de desesperanza. Oh bendita fe que no te abandona.

Que seríamos sin ella, solo cascarones vacíos agobiados por cada embate de la vida, sin deseo alguno por levantar la vista... Tú señora que nos invitas a alzarnos con nueva fuerza y vigor.

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